Por: Francisco Dávila Muñoz
Como personas que nos hemos desarrollado en la industria HVAC, hemos presenciado el crecimiento de tecnologías, prácticas, habilidades y conocimientos, todos orientados hacia un solo objetivo: el confort en nuestras actividades. Es bien sabido que el acondicionamiento del aire, su tratamiento y manejo son fundamentales para trabajar, descansar y ser productivos en un ambiente controlado con las mejores condiciones. La pandemia reafirmó la prioridad de mejorar la calidad del aire que respiramos, elevando su importancia en el acondicionamiento.
Para lograrlo esta idea, objetivo o sueño, nos apoyamos en la ingeniería para hacerlo realidad y empleamos métodos para hallar respuestas a nuestras preguntas hasta materializar la idea inicial. Aunque en algún momento pensamos que lo desarrollado nos proporcionaría siempre el comportamiento deseado, se perfeccionan técnicas de mantenimiento para alargar la vida útil de los equipos y se crean nuevos componentes para minimizar posibles fallos.
Datos relevantes respaldan la importancia de nuestras acciones. La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. estima que el 90% del costo de un edificio es el resultado del impacto en el personal, principalmente la productividad y el bienestar. Un ambiente interior de calidad puede mejorar la productividad en un 10-20%. Además, el Departamento de Energía de EE. UU. afirma que el uso de sistemas HVAC eficientes energéticamente puede reducir los costos de energía en edificios en hasta un 30%. Esto subraya la importancia de usar tecnologías de manera responsable para un impacto económico y ambiental positivo. Estudios de la Administración de Información Energética indican que la industria de la climatización y refrigeración consume aproximadamente el 12% de la electricidad generada en EE. UU., resaltando la necesidad de una gestión eficiente de la energía en este campo para reducir la huella de carbono.
Pero, ¿cuál es nuestra responsabilidad como sociedad más allá de la necesidad intrínseca del ser humano de buscar soluciones? ¿Qué acciones debemos tomar y qué aspectos de nuestro comportamiento debemos modificar? Todo es tan complejo o sencillo como queramos verlo. Debemos tener conciencia de que, junto con el desarrollo, aumenta nuestro compromiso con el medio ambiente y la sociedad. Todos formamos una cadena en la que cada acción tiene una consecuencia. Es crucial educarnos, desde nuestros hogares hasta nuestros trabajos. Pequeñas acciones, como apagar el aire acondicionado cuando no se necesita, son parte de buscar el confort, evitando cambios bruscos de temperatura que no son ideales para nuestras labores.
Podemos empezar haciéndonos preguntas simples sobre si nuestras acciones tienen un impacto positivo en nuestro entorno. Por ejemplo, ¿realmente necesito reducir al máximo la temperatura de mi casa? ¿Es importante asegurarse de que el aire acondicionado esté apagado al salir del trabajo, aunque nosotros no paguemos la factura? ¿Es esencial tener una recuperadora de gas en mis herramientas de trabajo?
En mi opinión personal, debemos “humanizar” a las máquinas, en el buen sentido (no relacionándolo con la IA u aspectos similares). Considerar que, al igual que nosotros, deben ser utilizadas adecuadamente para su propósito, recibir mantenimiento y cuidados. Así aseguramos nuestro bienestar con el objetivo de hacer nuestra vida lo más productiva posible.